A la iglesia la golpean sus pecados

La pederastia es uno de los temas más controversiales en el interior de la Iglesia católica. En sí es muy delicado, y tratarlo, reconocerlo y atenderlo pone a la iglesia catolica en el flechero de las críticas, pero también abre las puertas a un problema que durante mucho tiempo se manejó, junto con otros asuntos delicados, en la secrecía, en el silencio total tácitamente impuesto para sí y para sus creyentes, con tal de no manchar el prestigio de la institución, que cuenta con millones de seguidores alrededor del mundo. "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"; en ese sentido, a pesar de estos pecados reconocidos y recién confesados, el origen divino de la iglesia jamás podrá ser lastimado, amancillado o destruido. Pero el manejo de ella hecho por seres humanos, con defectos y virtudes, aciertos y errores, puede generar aversión entre algunos seguidores, sobre todo en las víctimas y sus familias que no han sido atendidas de manera debida. Ciertamente, hacía siglos que la Iglesia no pasaba por un descrédito tan grande y por una confrontación tan cruda, pero creemos que también está dando pasos gigantescos hacia una mayor apertura con la gente y así demuestra que el trasfondo divino que la fundó aún la protege. El ejemplo es el mejor maestro en la vida y, en estos casos, la Iglesia, que nos pide siempre actuar con la verdad y cumplir la penitencia ante el arrepentimiento, debe empezar por practicar ella misma eso que exige, para demostrar con hechos que es verdadera madre y maestra perfecta.