El misterio es inseparable del mutismo, es decir, el silencio y del secreto, de lo disimulado, lo mustio. El misterio es silencioso por lo que excede la palabra; pero también excede lo visible, porque permanece escondido.
No hay confrontación posible con el misterio, y sería ilusorio querer vencerlo o suprimirlo: ya que el misterio sostiene a lo visible desde su invisibilidad. Pero es una invisibilidad que no es lo contrario de lo visible, sino otra cosa. Lo invisible no es un elemento escondido que aún no ha sido descubierto; lo invisible no es del mismo orden que lo visible. Lo invisible tiene un valor inestimable.
Descubrir el misterio tiene que ver directamente con el pensamiento: hay que utilizar el arte para pensar. Pensar no es representar al mundo, sino parecerse a él. Ofrecer una imágen capáz de unir a la verdad con aquello que implica lo misterioso.
El artista es una mujer o un hombre que ve lo visible y lo invisible, pero sobre todo, que piensa su visión a travéz de todo tipo de imágenes. Esa transformación de lo visible en imágenes no es una manera de separarse del mundo, sino por el contrario, una manera de ligarse a la visibilidad del mundo, y así, tratar de resolver sus misterios...
