- Solo tengo que cerrar los ojos para verte aún recubierto de la magia del vientre de tu madre. Sangre y agua milagrosa que te dieron la vida y te trajeron a este mundo que aquella noche brillo un mucho mas. - Llevo grabado tu primer llanto de queja reclamando el calor de tus aposentos. Aquel primer dolor tuyo será el único que fue alivio mío porque era la prueba sonora y fuerte de tu afán de existencia. - Puedo sentirte sentado en mi barriga esculpiendo en la roca de mi triste corazón la alegría y la emoción a golpe de caricia tibia y juego inocente y sabio. - Veo tu mirada turquesa e inteligente pidiéndome que te encuentre y tu deseo de incondicional abrazo donde resguardarte de lo peor de este mundo. - Va pasando el tiempo corazón y te vas haciendo un hombrecito. Cuanto daría para detenerlo y poder verte siempre pistola en mano tras la trinchera de cojines del sofá, o saliendo del colegio con las manitas metidas en los bolsillos del pantalón mientras buscas mi escondite. Me gusta tu alegría cuando lo encuentras. - Pero afortunadamente no vas a dejar de crecer. Poco a poco se te ira abriendo este mundo y un buen día querrás volar por tu cuenta para saber de sus secretos. - Y en tu caso no tienes porque preocuparte. Se todo lo que hay dentro de ti, se todo lo que eres y todo lo que puedes llegar a ser. Nada podrá detenerte. - Eres bueno, inteligente y sensible. Cuantas veces te he sorprendido mirando al mar, nubes o estrellas preguntándote por su belleza. - Le pido al dios que sea que rija este universo inmenso que te permita cumplir miles de días mas, que ha pesar de los obstáculos seas el hombre que dentro de ti se adivina y que tu mirada turquesa y dulce me acompañe todos los días de mi vida de la misma manera que mi corazón estará contigo siempre, ya sea en lo mas alto de las escaleras que conducen al cielo o en los sótanos mas profundos del infierno. Allí estaré. - Hijo mio, feliz cumpleaños.