Natalia José

Natalia José López es como un pajarito que se sacia con un sorbo de agua. Pasa todas las mañanas por la casa, cuando los tordos aún vuelan buscando su rama del día. Es delgada y bajita y unas crenchas desordenadas le cubren media cara. No la cohíben los rostros formales que halla a su paso, y los perros conocen su olor de niña franca. Por eso, su aparición por la cocina de nuestra vivienda es tan espontánea que se integra, sin ningún impedimento, a lo habitual. Hoy le regalé una naranja y sus ojos se abrieron con desmesura, como si fuera la primera vez que viera una naranja. La tuvo en sus manos, le reconoció la textura y el color y con su pequeña nariz, identificó la delicia del sumo y el sabor del jugo. Natalia José López no va todavía a la escuela, es muy pequeña; pero el día que tenga que ir, hará muchos amigos y su maestra le dará un lugar especial por acomedida y alegre. Mañana pasará como todos los días por su sorbo de agua, y volará como los canarios a encantar los caminos y las frondas del arroyo y los aguajes.