Chuchelandia

Cuando vine a buscar piso a Talavera, me fijé en que, justo debajo del portal donde decidí vivir, había una tienda de chuches, "Chuchelandia". Y pensé "qué bien! cuando un día me apetezca tomarme unas chuches las tengo aquí cerca". He pasado un mes en Talavera y no me ha apetecido comer dulces ningún día. Y ya no me va a apetecer. El sábado vi el cartel "Se alquila" donde antes ponía "Chuchelandia". Quizás haya sido casualidad y quizás Chuchelandia no haya sido víctima de esta crisis económica. O quizás sí. Cuando todo a nuestro alrededor nos indica que hay crisis, tendemos a ahorrar aunque nuestra economía esté saneada. Y quizás comemos menos chuches. Y quizás por ello ha cerrado Chuchelandia. Diréis "qué visión más simple!", pero no exenta de lógica, no? Yo tengo la inmensa suerte de tener un trabajo en el que, a menos que se produzca un crack de la economía del Estado (que visto lo visto, no es descartable), sé que voy a cobrar el día 28 de cada mes. Y soy consciente de mi suerte. Por supuesto, no vivo de espaldas a la realidad y me preocupo por lo que noto a mi alrededor. Y lo que más noto es que quizás no hayamos sido demasiado inteligentes en el pasado y quizás seamos un poco cobardes ahora. Hace años, muchos, incluida yo, hemos arriesgado ahorros que no teníamos para poseer cosas que quizás no necesitásemos. Y eso, llevado al extremo por una masa de población, no parece inteligente... Lo que más me ha sorprendido a mí de esta crisis es que ha llegado de golpe. No ha sido precisamente un aterrizaje suave, sino un crack total. Repentino. Prácticamente sin avisos. Y lo peor de las crisis es que, como todas las desgracias, uno nunca sabe cuándo va a terminar. Y como en las desgracias, el humor, el positivismo, el optimismo, el no rendirse, el no conformarse, pueden ser claves para salir adelante. Dicen en marketing que las crisis son oportunidades para aquellos que sepan verlas y aprovecharlas. Tengo curiosidad por ver en qué se convertirá Chuchelandia...