En “Todos Tienen Algo que Esconder, Excepto Mi Mono y Yo” tenemos un lema: el “que avisa no traiciona”. Las finalidades de este programa son simples y concretas: nosotros transmitimos y difundimos contenidos banales, naifs, degradantes, frívolos, etc., creamos agenda, hacemos aparecer temas superfluos como muy importantes y pasamos música mainstream, generamos algún tipo de interacción con el público para dar sensación de participación democrática por parte de algunos, muy pocos de Uds.; ustedes nos escuchan, se convierten en audiencia, es decir, cierto número de gente diversa y dispersa que en cantidad tiene un valor, ustedes pasan a ser eso, un número, una abstracción que tiene valor de cambio para nuestros auspiciantes, y están dispuestos a pagarnos por él para promocionar sus productos y servicios, esto se traduce en un rédito económico para quienes producimos este programa. De este modo logramos ganar dinero y acumularlo, ponerlo a plazo fijo, o si queremos invertirlo, comprando más medios de comunicación hasta hacer un monopolio, comprar campos de soja, etc., o derrocharlo como nos de la gana. Se cierra así el ciclo económico de la industria cultural y todo vuelve al principio cada vez. Lo demás es puro verso.