Fue tan sólo cuestión de siglas, iniciales, letras, signos y su derivado de contexto. Hace casi dos semanas el pueblo mexicano se movilizaba nerviosamente ante el brote de una inminente epidemia de gripe desconocida. La gente salió con la mayor celeridad y en cuestión de horas los cubre bocas (que hasta ahora han silenciado toda causa) se agotaron. El desastre parecía apocalíptico, el miedo corrió de inmediato después de que el secretario de salud, anunciara a las 11.oo pm la suspensión de actividades escolares en el área metropolitana. Con tal medida el miedo en la gente no se hizo esperar. Así pasaron los días, entre psicosis, incredulidad, compras de pánico, aburrimiento, anuncios para la prevención de este virus, chismes entre vecinos, opiniones religiosas acerca del final de la raza humana, Obama, y todas las demás actividades que el ocio proporcionó al pueblo. Importante es destacar todas las noticias que fueron omitidas por los medios, como las relacionadas con el narcotráfico, el decrecimiento económico y el inico de campañas políticas poco interesadas en los mexicanos. Volviendo a las primeras líneas, después de casi dos semanas, resulta que la epidemia se ha controlado, que es seguro regresar a las aulas, y que los muertos por este virus cada vez son menos de los que en principio se había comentado. Risible el asunto, tanto como el circo que se ofrece en China por parte de los mexicanos sometidos a cuarentena. Ahora regresamos a la realidad y en unos cuantos días quizá nos enteremos de lo que pasó en esta contingencia pandémica que muchas dudas ofrece, por que... ¿Dónde están los enfermos? ¿Dónde los muertos? ¿Qué ha hecho el ejército en estos días? ¿Qué paso tiene la crisis nacional e internacional? ¿La industria farmacéutica se ha recuperado con este salvavidas mundial? ¿Cuál será la siguiente epidemia que colapsará la psicología del hombre? Por lo mientras hoy la gente mira con buenos ojos las supuestas acciones oportunas que los gobiernos emprendieron. Los estudiantes inquitos por regresar a clases, y la amnesia de indiferencia comienza a ser parte de la vida cotidiana del hombre.